En un artículo precedente reseñábamos los riesgos para la salud mental por los que debemos retrasar lo máximo posible el momento de acceso de niños y adolescentes a los móviles. En esta ocasión nos adentramos en otro problema que no afecta sólo a los menores, sino que empieza a hacer estragos también entre los adultos: la pérdida de atención.