El confinamiento ha empujado a millones de adolescentes a buscar cobijo en la red social. Y algunos se quedan atrapados: dejan de ir al colegio, roban dinero a sus padres… “Llegó un momento en que ni comía ni dormía, no hacía nada”, cuenta la familia de Lucía, de 13 años.
Tuvieron que intervenir los Servicios Sociales para que Miguel aceptara ir a terapia. Tenía 15 años. Lucía comprendió que algo malo le pasaba cuando la Guardia Civil apareció en la puerta de su casa en Nochevieja; había llamado ella. 13 años. A Luisen le pusieron un candado en la habitación del ordenador para lograr que parara. Tiene 19.
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