Todo lo que hacemos cada día va moldeando nuestro cerebro, porque el cerebro es flexible y vulnerable. ¿Sabías que la materia gris del área de recompensa del cerebro es menor en aquellas personas que consumen pornografía habitualmente?
Así es: el consumo habitual de pornografía termina modificándonos incluso físicamente. Pero no solo eso, es fácil que quien ve pornografía termine metido en una espiral compulsiva de consumo que inevitablemente terminará dañando su persona físicamente, afectivamente y socialmente.
Hoy en día la mayoría de los jóvenes entran en contacto con el sexo por primera vez a través de la pornografía. Diversas investigaciones señalan que a los 14 años, dos de cada tres niños en Estados Unidos han visto pornografía y muchos mediante dispositivos que llevan consigo 24h al día.