Los lectores escriben sobre la importancia de cuidar qué hacen los menores con los teléfonos móviles, el uso de transporte público sostenible y los locales de ocio que abren sin tener licencia para ello.
Imagino que lo ocurrido en Almendralejo no deja de ser la punta del iceberg de algo que está ocurriendo. Una aberración tecnológica que en manos de los niños es un juego, pero que es un arma de destrucción masiva que puede destrozar la vida de otras personas. Imagino que cuando unos padres ponen un smartphone en manos de sus hijos menores conocen los riesgos: exposición pública de la intimidad, dependencia de las redes sociales, acceso a vídeos violentos y pornográficos, ciberacoso y ahora manipulación y publicación de imágenes de niñas para aparentar desnudez. Algo esencialmente perverso y socialmente inaceptable. Imagino que los padres de todos los niños que poseen y viven dependientes de un smartphone son conscientes de que estas aplicaciones están pudriendo las mentes de esos niños, justo en el momento en que debería asentarse la base de otros principios y valores…
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